Me asomo por la ventana de un recuento en mi memoria, mientras veo una pequeña choza rodeada de barandas y pastizales veo como una mujer sale de ella, gimiendo con angustia mientras vuelca su vista de lado a lado a través de aquella polvorienta calle, en el momento que cae el atardecer ella se pregunta: "¿Diosito qué voy a darle de comer mañana a mis hijos?". Sentado en mi escritorio viendo hacia el vacío y vislumbrando esa imagen dentro del cuadro mis ojos se rodean de lágrimas no por la escena de tristeza si no por la impotencia de mi realidad; la distancia entre ese mundo de ese cuadro y mi mundo, distancia creada por mi deseo egoísta de vivir en un mundo plagado de libros y conocimiento que a medida que me acerco a el , siento con más precisión el dolor de esa imagen; pero al mismo tiempo siento una distancia que me aleja. -¡Britny! gritaron por detrás de la puerta una voz femenina de furia dolorosa:" Ya te dije que te fueras a visitar a tu padrino, el día d
Tres mundos distintos en una sola realidad.